Para todos nosotros que tenemos una condición auto inmune o de inflamación, o que tal vez tenemos una alergia a los tomates, de repente nos desespera no poder hacer una receta porque contiene salsa de tomate… Pero ¡les tengo buenas noticias! Hay una alternativa, y les juro que tiene el gusto, el color y la consistencia de salsa de tomate, y cumple al 100% con el Protocolo Auto Inmune, si es que omites el vino tinto. (Para más información sobre este protocolo de sanidad, lee este artículo que explica de qué se trata y este otro que detalla cómo y en qué orden reintroducir alimentos en el protocolo autoinmune.)
Pero antes de que les dé la receta, quiero compartirles algo.
En estos cinco meses desde que me vine a vivir a Santiago, he dejado muy botado este pobre blog, y les quiero pedir disculpas por eso. Podría echarle la culpa a un sin fin de cosas – que la vida ajetreada de la capital, que los miles de eventos culturales en el centro de Santiago, que mala conexión de internet, que Netflix, que Cuevana2… Pero no. La responsabilidad es totalmente mía. Yo no le he dado la prioridad al blog (de bajo de las horas necesarias de sueño y el trabajo, claro).
Gracias a un tipo en Pinterest y sus links a bloggers fulltime y sus tips excelentes de cómo hacer que esto de tener un blog funcione, estoy re motivada. Y también he tomado algunas decisiones. No sé tú, pero yo soy una criatura de hábitos (¿esa es una expresión en español? Lo es en inglés… Pero se entiende, ¿verdad?) y existe una probabilidad mucho mayor de que yo cumpla con mis metas si me hago un hábito diario. O un cierto número de veces a la semana. Seamos honestos. Si puedo dedicarle un par de horas casi diarias a ver series tontas, puedo redireccionar ese tiempo a algo productivo, como escribir para Sencillamente Paleo.
Entonces el plan es apartar una hora (como mínimo) tres veces a la semana (martes, jueves y sábado) para escribir para el blog. Y como los bloggers profesionales dicen que debes dedicar la misma cantidad de tiempo a promocionar tu post que invertiste en escribirlo, también tomaré una hora tres veces a la semana para promocionar el post semanal y también para conectarme de manera más intencional con personas activas en la comunidad Paleo del mundo de habla hispana. Así debería volver a cumplir con mi objetivo de subir una entrada todas las semanas.
Y como siempre, quiero oír de parte de ustedes. Qué temas quieren que abarque, qué tipos de recetas, si quieren posts escritos por bloggers invitados, etc.
OK, ahora si. La receta.
Cuando descubrí la receta de The Urban Poser para salsa marinara sin solanáceas (tomates, papas, berenjenas y todo tipo de chile, ají, pimentón, morrón, tomatillo, etc), en mi cabeza se escuchaba un coro de ángeles cantando el aleluya. Me dije a mí misma: Misma, puedes adaptar la receta y omitir las hierbas italianas para que así sea ultramegasúperdúper versátil. No la podrás usar tan solo para crear platos italianos (¡¡¡¡waaaaaa podrás comer comida italiana luego de tres años de evitarla!!!!) ¡Podrás usar la salsa para hacer tagine marroquí! ¡Y para hacer tikka masala de pollo! ¡Y butter chicken! ¡Y podrás probar la mano con la comida griega! Ah, noooooo, ¡¡esto me va a cambiar la vida!! (Soy un poco exagerada.)

Antes de haber probado esta receta de “tomato-less marinara sauce”, había usado puré de zapallo casero en mis creaciones que necesitaban salsa o pasta de tomate. Daba la consistencia correcta pero era medio fome; no le daba ese sabor particular a los platos que les da la salsa de tomate. Esa acidez especial del fruto rojo ese. (Para los no-chilenos de entre mis lectores, “fome” significa “aburrido” o “sin gracia”.) Pero esta salsa tiene bastante acidez, gracias al vino tinto (si es que lo toleras), el jugo de limón y el vinagre de manzana.
Cuando hago esta receta, lo hago todo al ojo (confío más en mis instintos y en el probar la salsa durante el proceso que en seguir una receta al pie de la letra.) Trato de hacer una cantidad medio grande para poder guardar harta salsa en frascos en el freezer. Puedes congelarlo durante un mes. Pero en el refrigerador solo dura tres días. Y es demasiado trabajo para que valga la pena hacer una receta pequeña una y otra vez para usarla en un solo plato. Parte importante de hacer que esto de ser Paleo sea factible es aprovechar bien nuestro tiempo en la cocina. Recomendaría probar las cantidades indicadas a continuación la primera vez que haces la receta y ves si es una buena cantidad para lo que necesitas. Si es muy poco, duplica o triplica las cantidades para la próxima vez, o como quieras, manteniendo las proporciones.
Utensilios
Lata para el horno (opcional. No tienes que asar las verduras si no quieres.)
Olla grande, de fondo grueso
Cuchillo grande
Batidora de inmersión (esta es la que tengo yo, pero puedes comprarte una mucho más pro que te podría costar hasta USD$300.00. Em… no gracias.) o una licuadora
Frascos de vidrio para almacenar la salsa
Ingredientes
250g zanahorias cortadas en cubos
500g de zapallo butternut (o cualquier zapallo que tengas a mano) también en cubos
250g betarragas en cubos
5 ó 6 dientes de ajo (si lo toleras), picados
250g cebolla (española, morada… la que quieras), en cubos
50g de ghee (mantequilla clarificada) u otra grasa para freír
350ml agua (o 50/50 agua y caldo de hueso)
125ml vino tinto o sustitutos*
2 cucharadas de vinagre de manzana
jugo de un limón bieeeeen jugoso
2 cucharaditas de sal de mar, cordillera o himalayas
1 cucharadita de pimienta negra recién molida, o más (yo siempre le echo más pimienta de lo que pide cualquier receta. Amoooo la pimienta recién molida.)
Más agua, caldo o vino si es necesario, hasta que alcance la consistencia de salsa de tomate
*El vino tinto es importante para que la salsa tenga esa acidez particular que tiene la de tomates, pero si no toleras el vino o si estás siguiendo estrictamente el protocolo auto inmune, no te preocupes. Hay alternativas. Reduce la cantidad de betarragas, tal vez por un tercio. Aumenta la cantidad de vinagre de manzana hasta que tenga el sabor que quieras. También puedes usar aceto balsámico, pero en una cantidad pequeña. (Esto último no lo he probado, pero según Jenni de The Urban Poser, queda rico. Lo voy a tener que probar, ahora que por fin he identificado que el vino tinto me provoca insomnio de las tres variedades: me cuesta conciliar el sueño, despierto durante la noche, y despierto ultra temprano… No vale la pena.)
Instrucciones
Tomar los cinco primeros ingredientes y cortarlos o picarlos, según indique la lista de ingredientes. Apartar la cebolla y el ajo. Echar el zapallo, las zanahorias y las betarragas en una olla de vapor si la tienes o a una olla normal y cocer (a vapor o en agua) hasta que los puedas pinchar fácilmente con un tenedor.
Poner sartén a fuego medio, agregar grasa (mantequilla, ghee o aceite de coco) y freír cebolla por tres minutos. Bajar fuego a lento, luego agregar ajo picado, revolviendo cada dos o tres minutos hasta que la cebolla y el ajo estén doraditos, o mejor aún, caramelizados (pero NO quemados). Caramelizar bien toma bastante tiempo – una hora o más, si es a fuego bieeeeeen lento. Es el proceso largo y lento que le da ese sabor rico y profundo. Pero si no tienes tiempo para eso, está bien. Fríe la mezcla hasta que quede dorada.
Transferir las verduras, la cebolla, ajo, grasa, el jugo de limó, vinagre y vino a una olla mediana y licúa con la licuadora de inmersión. Si no tienes, deja que la mezcla enfríe un poco y transfiérela a una licuadora normal. Asegúrate que quede todo de una textura uniforme
Regresa la mezcla a la olla y ponla a fuego lento. Agrega la sal y pimienta y más agua o vino si sigue muy espesa. Permite que hierva unos 20 minutos, revolviendo de vez en cuando para evitar que se queme.
Probar y ajustar los aliños, jugo de limón, vinagre, vino tinto a gusto.
Dejar enfriar antes de verter a frascos de vidrio. Puedes guardar la salsa en el refrigerador hasta por 3 días o en el freezer hasta un mes.
Todavía ni lo leo pero ya TE AMO. Muchísimas gracias. Tengo enfermedad de Crohn y llevo mucho sin comer tomate. No me lo prohibió el médico pero a mí me causa malestar y reflujo, me es irritante. ¡Dios te bendiga!
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¡Hola Marisol! Espero te resulte de maravillas tu salsa de tomate sin tomate. Qué bueno que le estés escuchando a tu cuerpo, el experto en la materia de tu salud.
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