Por qué decidí no comprar nada nuevo por un año #zerowaste #sostenible #sustainability #ecofriendly #challenge

Cómo me fue en mi primer trimestre de no comprar nada nuevo

A mediados de octubre, a una semana de haberse publicado el reporte especial del IPCC sobre el cambio climático, decidí no comprar nada nuevo por un año. (Aquí puedes descargar el reporte completo, capítulo por capítulo, en inglés.) En mi artículo describí qué se incluiría dentro de “nuevo” – o sea, qué trataría de no comprar durante este año de experimento – y qué no estaría incluido.

Cómo me fue en mi primer trimestre de no comprar nada nuevo. #zerowaste #vidasustentable #culturasustentable #eco #basuracero #reduce
Reutilizar una y otra vez las bolsas de plástico que ya tengas es más sustentable que usar bolsas de papel. Recuerda que papel es árbol disecado y mientras más demanda haya de papel, más árboles se van a talar, más bosque nativo va a desaparecer, más plantaciones de pino (que acidifica el suelo) van a haber. Mejor forma el hábito de siempre llevar contigo una bolsa de tela reutilizable que sea de buen tamaño (foto por Guus Baggermans)

Durante estos tres meses me he tenido que recordar muchas veces que una de las “reglas” que inventé era que no debo enojarme conmigo misma ni juzgarme ni condenarme por comprar algún objeto, particularmente si no era algo absolutamente necesario. La idea es replantearme qué significa “necesario”; qué cuenta como algo que “necesito”; cuándo es algo que quiero o deseo pero en realidad no necesito; cómo vivir mi vida de manera aún más sustentable. La idea NO era castigarme cuando decidía comprar algo nuevo… o cuando se me olvidaba que este año no estaría comprando cosas nuevas y me llevaba esa cosa que semi-necesitaba. La idea era motivarme a ser más consecuente con mis valores y ojalá servir de inspiración para que otros también empiecen a cambiar sus hábitos de consumo.

Decidí (a sugerencia de una lectora) irles contando cómo me va en esta nueva forma de vivir con aún menos consumo.

Y les cuento que ha sido interesante. Un desafío súper positivo. Algunos días ha sido difícil seguir las pautas que elegí, pero la mayoría del tiempo no ha sido una carga en absoluto. Eso se debe en gran manera a que ya estaba viviendo una vida de consumismo bastante bajo. Les diré que el simple hecho de evitar el plástico (aquí y aquí) y packaging excesivo ya es una GRAN ayuda en la reducción de compras. Vivir en un departamento ultrapequeño, sin bodega para guardar los excesos ni balcón para llenar de mesita y sillas y plantas, también te obliga a cuestionarte cada compra potencial. Cuando ves esa cosa en la tienda y te encanta, tienes que encontrar dónde diantres guardarla en tu depa de 27 metros cuadrados. Claro. Bajo esas condiciones, compras haaaaaarto menos… y les dices a todos tus amigos que no te regalen nada para tu cumpleaños ni te traigan recuerdos de sus viajes porque no tienes dónde guardarlo, y por suerte, te toman en serio. (Y aparte, para los cumpleaños generalmente se regalan cachivaches que no cumplen con ningún propósito aparte de ocupar espacio y acumular polvo, seamos honestos. Y casi nunca son de mi gusto. Y francamente ¿cuántos imanes necesito en mi refrigerador?… Soy una Scrooge, lo sé.)

Bueno. Sigamos.

Como era de esperarse, el primer mes fue cuando más veces caí… que en realidad eran pocas veces.

Caí a dos semanas de haber boicoteado las compras de artículos nuevos. Sip. Dos semanas.

 

Tapones de oídos

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Qué ganas de ser como este pequeño, que no tiene que usar tapones para poder dormir. Foto de Charles 🇵🇭 on Unsplash

Desde los 17 años que uso tapones de oídos para dormir. (Sí, tengo el sueño realmente liviano, y los tapones me son aún más indispensables ahora que vivo en un edificio de departamentos en una calle sumamente ruidosa.) Bueno, los tapones que estaba usando ya no amortiguaban los sonidos lo suficiente y me estaban despertando los vecinos cuando volvían de sus parrandas, así que, cuando estaba en la farmacia con una amiga y me ofreció comprarme algo, le dije: ¡Ya! ¡Tapones, porfa! Y a los segundos de haber pagado por los tapones, me acordé de mi nuevo estilo de vida. PERO (y es un “pero” importante) mi calidad de vida estaba bajando debido a estar durmiendo mal por usar tapones que no estaban cumpliendo su función. En casos como este, cuando algo como la calidad del sueño está siendo afectada, creo que se justifica hacer una pequeña compra como esta. El tipo de tapones que he usado hace años son desechables (los uso por varios meses antes de botarlos) pero estoy buscando tapones no desechables (o que por lo menos duren más tiempo).

Y por supuesto que luego de esta primera “infracción”, casi me ahogué en la culpa. Mal. Soy súper culposa porque soy sumamente autoexigente, y por supuesto que es imposible siempre cumplir con mis propias expectativas. Y al no cumplir con ellas, me regaño constantemente en mi diálogo interno. CONSTANTEMENTE. Es desgastador, agotador, castigador… contraproducente… angustiante. Muy mal hábito. Pero bueno, cada día tengo una nueva oportunidad para no castigarme en las conversaciones que tengo conmigo misma y aprender a simplemente dejarlo ir.

 

Cabezal de cuchilla para mi batidora de inmersión (conocida como minipimer en Chile).

Uso muchísimo mi minipimer para hacer cremas de verduras (como la de calabaza butternut o la de brócoli y papas nuevas al curry) y salsa de tomate sin tomate. Y bueno, después de cinco años o por ahí de uso, finalmente el cabezal se rompió. Afortunadamente hay una callecita cerca de donde vivo que se especializa en piezas para electrodomésticos y ollas y cosas así, y luego de preguntar en seis o siete tiendas, por fin encontré una que tenía el modelo de cabezal que le calzaría a mi batidora. En mi artículo de inicio de este desafío (o cómo quieras llamarle), incluí el cabezal de cuchilla entre los artículos nuevos que sí me permitiría comprar, pues reemplazar una sola pieza de una batidora implica una demanda mucho menor de materia prima que la que sería usada para fabricar una nueva batidora completa. O sea… un cabezal de cuchilla es el mal (mucho) menor, por ende, me lo permití.

¿Qué más me compré nuevo en estos tres meses?

 

Dos pilas AA para mi mouse inalámbrico

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Tengo que recordar desarmar mi departamento y encontrar mis pilas reutilizables

En alguna parte de mi departamento tengo pilas recargables, pero desde que me vine a Santiago que no las he visto. (Debo hacer una reorganización profunda a lo Marie Kondo.) Debía viajar por trabajo y poder usar mi computador es parte esencial de mi trabajo. Estaba apretadísima de tiempo y no podía ir a una de las tiendas donde venden pilas recargables, así que no me quedó opción más que comprar pilas convencionales. Y ¡ooooooo qué caras me salieron! Aprendí la dolorosa lección que estas cosas son risiblemente sobrevaloradas en la tienda de la esquina. Nunca más. A reorganizar mi depto. Y si en esa reorganización y limpieza no encuentro las recargables que compré años atrás, tendré que invertir en nuevas.

 

Copa menstrual

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Una forma excelente de reducir tu uso de plástico y generación de residuos es cambiarte a una copa menstrual

Hombres, si les incomoda hablar de la menstruación… lo siento mucho. Sigue leyendo no más y aguántate tus arcadas y ruborizadas. Acuérdate que, sin la menstruación, ni tú ni yo ni nadie estaría en este plano.

Hace harto tiempo que mi copa no estaba sellando bien en los primeros 2 días de mi período pero, terca que soy, no quería considerar que ya se había acabado su vida útil y era tiempo de comprar una nueva. Hace varios meses había conversado con una amiga que también usa una copita y ella dijo que hervía la suya antes de cada uso… Yo jamás había escuchado que se recomendara ese modo de empleo y cuidado. Pensé que era una exageración y seguí adelante con mi vida.

Hasta que hace un par de meses que la situación del mal sellado me empezó a provocar problemas. También traté de acordarme qué había leído en ese primer uso de mi Diva Cup sobre su cuidado y limpieza… y no recordaba haber leído nada del tema. Eso me puso un poco nerviosa… En una de esas, ¡la estaba usando mal y me estaba estropeando el cérvix o el útero o qué sé yo qué más!

Así que decidí investigar la longevidad promedio de una Diva Cup (y copas menstruales en general).

BUENO… resulta, señoras y señores, que no debieras usar tu copa por más de 3 o 4, tal vez hasta 5 años porque la silicona con la que está hecha (o el látex natural de algunas marcas) puede descomponerse… Y yo aquí había usado la misma por ¡9 AÑOS! Dios mío. Con razón que ya no sellaba bien. La pobre debió haberse jubilado hace por lo menos 4 años, pero no. Yo la tenía trabajando aún en su tercera edad, cuando debería hace rato haber estado en la playa, jugando bridge con sus amigas y bebiendo sangrías o lo que sea que hacen las copas menstruales jubiladas.

Según lo que leí en la página de Diva Cup y en otros lados, antes de usar la copa al principio de tu período, debes hervirla (sin que toque el fondo de la olla) por hasta diez minutos (¿really? ¿tanto rato? Lo sigo encontrando exagerado) y lo mismo cuando haya terminado tu período. Aparte de eliminar bacterias, así también evitas que se manche u oscurezca. La página de Diva Cup también indicó que, si tiene mal olor, es porque está demasiado vieja.

Listo. Con todo eso me decidí a comprar una copa nueva y tenía que hacerlo esa semana porque la iba a tener que usar prontito. Quería MUCHO comprársela a una de las emprendedoras ambientales que vende todo tipo de producto menstrual en el Mercado de Drugstore Boulevard al que voy casi todos los sábados. Pero como no estuvo ese sábado, y la situación era ya urgente, me resigné y compré la copa en una tienda naturista cerca de mi depa.

Todo bien hasta el momento con esta copa. Cero problemas de filtración por un mal sellado, que era lo más importante. Y voy a cambiar mis hábitos de cuidado de la copa para que dure más y no cambie mucho de color.

 

No los compré, pero siguen siendo nuevos.

En septiembre me compré unos anteojos bellos para dar de baja a los que me habían acompañado fielmente por seis años y medio (es considerado una vida larga para marcos de policarbonato que usas de sol a sol los 365 días del año, como es mi caso). A los dos días me di cuenta que eran de mala calidad… y transcurridos 3 meses, se rompieron. Una mañana noté que había una triza en la parte inferior del marco que rodeaba el cristal derecho, y esa noche, ¡poc! La triza se abrió completamente. ¡Y me dio tanta peeeeeeena! Eran tan re lindos esos lentes… y no había más así en la tienda, como para que me cambiaran el marco no más y volviera a casa con el mismo modelo que había comprado originalmente. Así que llevé mis anteojos de regreso a la óptica súper ondera de mi barrio donde las había comprado para ver qué podían hacer por mí. Pero no estaba segura de que pudieran hacer algo porque (chan chan chaaaaannnn) ¡NO ENCONTRABA MI BOLETA EN NINGUNA PARTE! ¡Sin boleta no hay ayuda! Pero fui igual… En una de esas, como es una tienda independiente, harían las cosas a la antigua – en buena fe.

¡Y así fue!

Me dijeron, “No te preocupes. Busquemos un marco que te guste y que sea de un tamaño y forma similar a estos, para que le pongamos los cristales del marco que se rompió. A ningún costo para ti. Porque me acuerdo de ti, sé que te compraste estos lentes aquí, así que por supuesto que haré lo que pueda para resolverte el problema. Y tú nos recomiendas a nosotros entre tus amigos y todos ganamos.”

Pucha que son buena onda estos tipos. En serio, gente, es buena idea comprarle a las empresas pequeñas y medianas de tu barrio – así se van conociendo y te hacen favores como estos, incluso si tu boleta está desaparecida (probablemente en el depósito de papel de alguna recicladora.)

Entonces… marcos nuevos, pero gratis, con cristales de segunda mano (que se mandaron a hacer para los anteojos que me compré en septiembre).

Actualización junio 2019:

Se me olvidó incluir los cabezales para mi razuradora que me compré en diciembre. Oops. Un set de 8, creo, que deberían durarme muuuuucho tiempo.

Recientemente las razuradoras de seguridad se han vuelto sumamente populares en las redes sociales del mundillo sustentable/eco/green/zerowaste/zeroplastic. Pero como hace años comencé a usar una razuradora Gillete Mach 3 al que se le puede cambiar el cabezal, decidí no reemplazar mi herramienta metálica no reciclable por otra metálica no reciclable, aunque la segunda (la de seguridad) implicaría menos residuos enviados al relleno sanitario (o vertedero) pues no se recambia el cabezal completo al desgastarse el filo sino solamente la hoja. Investigaré más sobre estas razuradoras de seguridad para saber si el filo de la hoja realmente dura más o menos 6 meses (esto requerirá de entrevistas personales, creo), si se puede reciclar la hoja en alguna parte, de dónde son importadas, etc. Pero por mientras, seguiré usando lo que ya tengo.

Cosas que no están incluidas entre lo que no debo comprar son cosas inevitables, como medicamentos y suplementos, materia prima para hacer mis productos de cuidado personal (desodorante, crema humectante profunda, etc).

Wow. No está mal. Cinco (actualización: 6, por los cabezales de razuradora) cosas nuevas en 3 meses. Y como mencioné antes, no fue tan difícil como pensé que sería. ¿Te quieres unir a mi año de no comprar nada nuevo? O casi nada nuevo, mejor dicho…

Te actualizaré de nuevo a mediados de abril con el reporte de 6 meses.

PD. No olvidemos que, para tener un impacto más amplio, profundo y duradero, es esencial que nuestros cambios conductuales personales vayan de la mano con la participación política y el exigir un trato responsable hacia el planeta. Es de importancia fundamental que votes en tus elecciones municipales, parlamentarias y nacionales. Son las personas elegidas – elegidas por ti y por mí – las que promulgan leyes, que hacen cambios a nivel nacional, regional, continental. Las empresas cambiarán sus prácticas al ser presionadas públicamente por la población. Los cambios que tú y yo hacemos en nuestras vidas cotidianas envían un mensaje al mercado y a los gobernantes. Ahora amplifiquemos ese mensaje y fortalezcamos su efecto con nuestro voto, con nuestra participación ciudadana en protestas pacíficas, con exigirles a empresas e instituciones de todo tipo que cumplan con un estándar mucho más alto de responsabilidad y conservación del planeta. El poder está con el pueblo, y el pueblo somos tú y yo. Usemos ese poder para traer transformación a un nivel global.

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